Bendigo a mi Dios, que me dio mi vida,
por mi padre que puso la semilla,
por mi madre que me llevó dentro.
Bendigo a Dios, por yo ser de mi pueblo,
por darme la oportunidad de ansía,
una infancia de mucha felicidad,
y una pubertad estremecedora.
Yo no soy capaz de maldecir a Dios.
Malditos son los hombres
JUAN DIAZ
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